Por qué no nos gustan los cuentos clásicos |
A veces, consultando la cartelera con la programación cultural para niños (títeres, obras de teatro, cuenta cuentos, ...) o visitando librerías y bibliotecas, me sorprende seguir encontrándome con algunos de los cuentos que leíamos en nuestra infancia. Se me hace extraño que parezca natural que lo que fue "bueno" para una generación, lo deba ser para las siguientes. Es cómo si al entrar en la consulta de un dentista de hoy en día, siguiésemos encontrándonos una botella de licor como anestésico. Para poder explicar "Por qué no nos gustan los cuentos clásicos" veamos algo más sobre ellos:
¿Qué es el cuento y para qué sirve? Un cuento es una historia breve, con pocos personajes, de gran valor lúdico y que pretende mostrar, sin tener que llegar a pasar por ellas, situaciones ordinarias y extraordinarias de la vida cotidiana. Estas situaciones se pueden desarrollar tanto en ambientes realistas como de fantasía. Por lo tanto, el cuento sirve para aprender a desenvolverse en la vida, desarrollar la imaginación y entretener.
¿Qué trasmiten los cuentos clásicos? Los cuentos clásicos, como todos, transmiten los valores de sus respectivas épocas. Qué ocurre entonces, que si en la época en la que se escribió "La Cenicienta" lo máximo a lo que podía aspirar una mujer era a casarse con un príncipe, ser hermosa y tener trajes de ensueño, en contraposición a ser una esclava del hogar, eso, precisamente es lo que transmite. Lo que ocurre, es que a día de hoy, los roles de la mujer en la sociedad han cambiado mucho (afortunadamente). Igual pasa con esos aguerridos y valientes guerreros cuya virilidad se cuestionaría si llegasen a derramar una lágrima o admitir públicamente sus miedos, como en el caso de "El Satrecillo Valiente".
Son muchos los estereotipos que acompañan a algunos cuentos clásicos. |
Algunos, como el de "Caperucita Roja" o "Los 7 Cabritillos", nos avisan de los peligros del bosque (los lobos, de verdad, se comían a las personas, y otros "acechadores", que como en nuestros días, podían hacer mucho daño a los niños) y de la importancia de obedecer ciegamente los mandatos de los padres.
Puesto que hoy en día los valores, la educación que queremos para los más pequeños (más basada en la razón que en la obediencia ciega) y los peligros de nuestra sociedad, son bien distintos, parece lógico pensar que sus cuentos también deben serlo.
¿Cómo elegir un buen cuento? Lo principal es que sea entretenido e interesante para el niño. Le podemos presentar el cuento más educativo del mundo pero si no le engancha, no servirá de nada.
Los libros nos iluminan |
Lo siguiente, a tener en cuenta, es que los valores que trasmita se ajusten a lo que pretendemos para la educación de nuestros pequeños. Que fomenten la cooperación frente a la competición, la amistad, la solidaridad, que no sean sexistas, el auto-conocimiento ( reconocer y gestionar las emociones, la asertividad, los procesos madurativos de sus propios cuerpos, las nuevas relaciones y modelos sociales) ...
Y por último, si es posible, que les inviten a razonar, inquirir y conocer el mundo que les rodea. Es decir, con valor Educativo.
Entonces, ¿Son malos los cuentos clásicos y no habría que leerlos nunca? Pues claro que no, son cultura general y es bueno que los conozcan (además también hay clásicos hermosos e intemporales), pero hay que explicar que son de otro tiempo y que los valores que trasmiten están desfasados. Por eso, también es importante presentar estos cuentos cuando la madurez del niño le permita entender esto.
¿Y a ti, qué te parecen los clásicos?, ¿Cuál es el cuento clásico que más te gusta?, ¿Y el que menos?
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