A veces nos empeñamos en hacer las cosas más difíciles de lo que son. Otras, el miedo, la ignorancia o la desidia nos hacen perdernos personas y situaciones extraordinarias. Hoy quería compartir esta historia: "El cazo de Lorenzo", como ejemplo de que, con un poco de interés y ayuda, todo se puede hacer mejor.
Hace ya unos años, presencié una escena en la que dos niños pequeños jugaban juntos. Uno de los pequeños tenia problemas motores, arrastraba un "cazo" en sus piernitas. El otro, hacía no demasiado tiempo que había aprendido a caminar. Entre los infantes de su edad, con los que solía jugar, había muchos que aun no andaban. Durante el juego, ambos se sentían libres de explorar el mundo y relacionarse, como iguales. En un momento determinado, la mamá del pequeño con problemas en las piernas, le dijo amorosamente al otro que tuviera más cuidado con su hijo, que no podía andar igual que él. En aquel momento me vinieron a la cabeza dos cosas:
La primera, que al pequeño le debió parecer algo extraño y ridículo. A fin de cuentas, en sus círculos habituales había muchos niños que se movían a gatas, ayudados por un apoyo o por sus padres.
La segunda y más dramática, es que, a causa de aquellas palabras, esos dos pequeños, ya nunca más se podrían ver como iguales. Aquella mamá, con la mejor de sus intenciones, había hecho mucho más grande el cazo de su hijo.
Todos somos Lorenzo en algún aspecto de nuestras vidas |
No pude evitar sentir lástima por la magia que se acababa de romper entre aquellas dos inocentes criaturas.
Ya en alguna ocasión anterior, había reflexionado sobre lo peligroso que es sentir lástima por otras personas a las que no conocemos, guiados solamente por su condición física, su posición social, etc. Muchas veces, esta compasión mal entendida sólo nos hace levantar más barreras ante los otros, impidiéndonos aprender lo que tienen de bueno. Sólo podemos sentir lástima de quien no tiene una sonrisa que compartir en su vida, de quien se siente desgraciado. Y esas son cosas que no se suelen ver si nos fijamos únicamente en las apariencias.
En algún momento todos podemos caer en la tentación de sentir lástima desde una posición de "superioridad" (a esta persona le falta algo que a mi no), pero tenemos que tratar de tomar conciencia y buscar, siempre, más allá.
En algún momento todos podemos caer en la tentación de sentir lástima desde una posición de "superioridad" (a esta persona le falta algo que a mi no), pero tenemos que tratar de tomar conciencia y buscar, siempre, más allá.
Antes de juzgar, o excluir piensa que todos somos Lorenzo en algún aspecto de nuestras vidas.
¿Qué te ha parecido?, ¿Conoces alguna historia como la de Lorenzo?